La grafología es la ciencia que estudia en forma objetiva, precisa y sistematizada los rasgos escriturales.
De ese modo podemos conocer en profundidad la personalidad del escribiente, tanto en los aspectos esenciales de la misma, como en la circunstancia puntual por la que está atravesando en un momento dado.
El acto de escribir es un acto inconsciente, a través del cual plasmamos nuestros deseos, nuestros miedos, nuestras capacidades y flaquezas. Todo lo que hace de cada persona un ser único e irrepetible es transmitido en su escritura. Y el ojo avezado del grafólogo estudia precisamente las modificaciones que han experimentado los signos gráficos con respecto al modelo aprendido: “La grafología comienza donde termina la caligrafía”.
Las distintas facetas de la personalidad: Cómo lo ven los demás, cómo la persona se ve a sí misma y cómo es en realidad. La grafología descubre esto mismo, lo verdadero, la esencia. Y acompaña la transformación del proceso gráfico acorde a las diferentes etapas de la vida.
La ventaja del estudio grafológico radica no sólo en la abundancia del conocimiento obtenido, sino en la rapidez de los resultados. Además del hecho de que recoge los datos y la información directamente del interesado, sin intermediarios. Esto pone a la grafología en una situación de privilegio con respecto a otros métodos de diagnóstico.
El conocimiento de las personas contribuye a mejorar la calidad de las relaciones, en los distintos ámbitos y en las diferentes circunstancias, como más adelante pasaremos a detallar. Pero más importante aún es el propio conocimiento, para de ese modo lograr la mayor valoración de nuestras capacidades y aspirar a alcanzar la propia superación.
